Imagina que tienes un hijo/a. Imagina que es el mejor hijo/a que puedas tener. Imagina que cuando se va haciendo mayor descubres que es un/a crack del... tenis, gimnasia, fútbol, atletismo, natación, judo, [introduzca deporte deseado aquÃ].
Imagina cómo buscarás los mejores sitios para entrenar, los mejores profesores, las mejores instalaciones. Imagina cuántas horas dedicarás a su deporte, cómo irás a partidos con él/ella, como hablarás sin parar de reglas, torneos u otros deportistas.
Imagina la pasión de hacer algo que le encanta, la ilusión que sentirá por lo que consiga con su esfuerzo, lo orgullosa que te sentirás tú por verle intentarlo y, finalmente, conseguirlo. ImagÃnalo.
Ahora imagina que todos los que conoces están en contra de ello. Abuelos, tÃos, amigos e incluso los desconocidos. Todo el mundo opina que si el niño desarrolla mucho esa faceta le traerá problemas. No lo ven como algo positivo sino tremendamente negativo. Y además te culpan a ti por animarle a ello. ImagÃnalo.
Mi hijo no juega al fútbol muy bien, corre como un niño de 5 años normal, aprendió a nadar el año pasado lo justo para divertirse en el agua, este año ha aprendido a hacer la voltereta. Mi hijo no es un crack atlético, es un crack de cabeza para adentro.
Mi hijo aprendió las letras del abecedario cuando tenÃa algo menos de dos años. Empezó asociado las letras de un mantel a los rótulos de los dibujos animados. Tomándonoslo como un juego, lo hacÃamos cuando nos apetecÃa a todos. Nosotros no le forzamos, simplemente respondimos a sus preguntas.
Poco a poco, empezó a deletrear nombres y otras palabras. Más tarde, empezó a leer sÃlabas y palabras cortas. Al cumplir tres años ya podÃa leer de forma independiente. A los tres años y 4 meses leÃa recetas de cocina. Eso fue el verano anterior a empezar el colegio.
Las dotes artÃsticas, musicales o atléticas son potenciadas en niños pequeños en cuanto despuntan. Estamos cansados de ver en televisión a un niño darle patadas a un balón, a una niña tocando el piano o cantando en un concurso de talentos. Sin embargo, nadie anima a los niños que aprenden a leer solos y cuyo talento es ese. La excusa: "se aburrirá en el colegio".
En mi opinión, en el colegio se aprenden otras cosas además de las letras. La socialización, la motricidad, el trabajo en equipo, la adquisición de destrezas con herramientas y un largo etcétera que no voy a enumerar.
Que nadie me malinterprete: adoro a mi hijo y me encanta que sea como es. Sin embargo, creo que deberÃa valorarse igual lo atlético o artÃstico que lo intelectual. A los niños dotados intelectualmente deberÃan valorarles por lo que son, no porque sean mejor ni peor, sino por sus cualidades diferentes, igual que harÃan con el pianista, la ginmasta o la pintora.
Imagina cómo buscarás los mejores sitios para entrenar, los mejores profesores, las mejores instalaciones. Imagina cuántas horas dedicarás a su deporte, cómo irás a partidos con él/ella, como hablarás sin parar de reglas, torneos u otros deportistas.
Imagina la pasión de hacer algo que le encanta, la ilusión que sentirá por lo que consiga con su esfuerzo, lo orgullosa que te sentirás tú por verle intentarlo y, finalmente, conseguirlo. ImagÃnalo.
Ahora imagina que todos los que conoces están en contra de ello. Abuelos, tÃos, amigos e incluso los desconocidos. Todo el mundo opina que si el niño desarrolla mucho esa faceta le traerá problemas. No lo ven como algo positivo sino tremendamente negativo. Y además te culpan a ti por animarle a ello. ImagÃnalo.
Mi hijo no juega al fútbol muy bien, corre como un niño de 5 años normal, aprendió a nadar el año pasado lo justo para divertirse en el agua, este año ha aprendido a hacer la voltereta. Mi hijo no es un crack atlético, es un crack de cabeza para adentro.
Mi hijo aprendió las letras del abecedario cuando tenÃa algo menos de dos años. Empezó asociado las letras de un mantel a los rótulos de los dibujos animados. Tomándonoslo como un juego, lo hacÃamos cuando nos apetecÃa a todos. Nosotros no le forzamos, simplemente respondimos a sus preguntas.
Poco a poco, empezó a deletrear nombres y otras palabras. Más tarde, empezó a leer sÃlabas y palabras cortas. Al cumplir tres años ya podÃa leer de forma independiente. A los tres años y 4 meses leÃa recetas de cocina. Eso fue el verano anterior a empezar el colegio.
Las dotes artÃsticas, musicales o atléticas son potenciadas en niños pequeños en cuanto despuntan. Estamos cansados de ver en televisión a un niño darle patadas a un balón, a una niña tocando el piano o cantando en un concurso de talentos. Sin embargo, nadie anima a los niños que aprenden a leer solos y cuyo talento es ese. La excusa: "se aburrirá en el colegio".
En mi opinión, en el colegio se aprenden otras cosas además de las letras. La socialización, la motricidad, el trabajo en equipo, la adquisición de destrezas con herramientas y un largo etcétera que no voy a enumerar.
Que nadie me malinterprete: adoro a mi hijo y me encanta que sea como es. Sin embargo, creo que deberÃa valorarse igual lo atlético o artÃstico que lo intelectual. A los niños dotados intelectualmente deberÃan valorarles por lo que son, no porque sean mejor ni peor, sino por sus cualidades diferentes, igual que harÃan con el pianista, la ginmasta o la pintora.